Críticos Sobre Las Obras.
COMENTARIOS CRÍTICOS SOBRE EL AUTOR:
Artículo introductorio “Entre arte y oficio” de Jean-François Chevrier
Señala el autor de este artículo un importante rasgo de la doble relación de Doisneau con la fotografía: la
interdependencia de la apuesta personal y la expresión profesional, porque, efectivamente, la formación en los secretos
de la luz y los materiales es una deuda del ejercicio como fotógrafo industrial. “Se podría decir que Robert Doisneau
pasó del oficio al arte gracias al fraude, robando un poco de tiempo a los que le daban trabajo, dedicándose a cosas que
no interesaban a nadie excepto a él mismo y que no tenían valor comercial alguno”. Y esas imágenes, precisamente las
que dependían de una estrecha relación entre su autor y el contexto en que vivía, no interesaban a nadie, nadie las
quería, pero a él le proporcionaban una sensación de júbilo, no precisaba justificación alguna para tomarlas, salvo las
propias fotografías
Decía Doisneau: “Os explicaré cómo me asalta el deseo de hacer una fotografía. A veces es como la continuación de un
sueño. Una mañana me despierto con una extraordinaria alegría de vivir, de ver. Entonces tengo que empezar”.
Pierre Courtade, indica Crevrier, fue el primero en interesarse por las fotografías de Doisneau, pero fue Blaise Cendrars
quien escribió finalmente unos textos para dar soporte a una publicación de materiales escogidos
Pero Doisneau no se limitó a las afueras de la ciudad, a los ambientes marginales, también captó instantáneas de sus
amigos, “los convirtió en cómplices”. “Su mundo está hecho dde valores frágiles que pueden venirse abajo con
facilidad. Lo que más se aprecia en sus imágenes es la atmósfera que se expande entre las figuras, el gesto delicado que
configura un espacio o una actitud en un momento especial” Y, pese a ello, Doisneau no estuvo obsesionado con la
perfección formal: sus fotos nacen de una necesidad y no se pueden someter a reglas, “pese a ser una persona que huye
de toda dramatización, ha realizado involuntariamente una obra trágica”
Su cámara “inmortalizaba” tanto una situación como una necesidad interior. Había visto poca fotografía antes de ser él
mismo fotógrafo: algo de Tabard, de Kertész, de Brassaï, de Vigneau; también se inspiró en Steinlen y Steinberg, pero,
por encima de todo, fue su capacidad para la observación la que generó esa mirada sensible: “emoción ante lo frágil y
lo efímero”. Doisneau es un “falso testigo”, el mundo que intenta probar es el suyo propio.
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